Ser mujer en el siglo XXI

Hace mucho tiempo nació una mujer que fue considerada "fuera de su época" por la forma en la que pensaba y finalmente, años después es un ejemplo y un ícono para todas las personas que en algún momento supimos de ella.
Poetisa, escritora, finalmente una mujer valiente dejó como legado varias obras. Y entre ellas una que (en mi opinión) trascenderá en el tiempo y llegará a muchas generaciones como lo hizo conmigo. Nacer hombre es un texto que dice tanto sobre lo que era entonces ser mujer en una sociedad machista y que hoy sigue siendo porque continuamos viviendo en una sociedad que pocas veces comprende el significado de ser mujer.
Es cierto tenemos un día dedicado a las mujeres por la valerosa lucha por nuestros derechos donde se perdieron vida a costo de mejores condiciones y oportunidades. Gracias a Adela Zamudio también tenemos un día especial dedicado a la mujer boliviana. Pero el resto de los días del año seguimos sometidas a la misma violencia e hipocrecía por parte de una sociedad que no hace más que ultrajarnos y ofendernos.
Puede que muchas personas al leerlo piensen que se trata de una feminista de las más radicales, pero no es así he sido testigo, leído y vivido cada una de estas situaciones.
Hubo días en los que el sólo hecho de intercambiar criterios con un colega en su naturaleza del ser el "sexo fuerte" comencé a escuchar poco a poco como levantaba la voz y terminaba gritando sólo porque pensaba que sus opiniones tenían más "fundamento" que mis ideas. Poco a poco el tono de su voz fue subiendo y las pupilas de sus ojos se fueron dilatanto. Imaginar la indignación y la frustración de vivir esa escena resultó molesto para mí, peor no puede ser nada comparado con las mujeres que están expuestas a maltratos físicos, verbales que hasta tienen como consecuencia la muerte misma.
También a diario veo cómo se suman los casos de violencia, la cosificación de las mujeres, las barbaridades que tenemos que escuchar en las calles y hoy también lo viví. Estaba caminando en una calle céntrica y de repente un automóvil estaciona de golpe y sus pasajeros comienzan a gritar: "Te voy a denunciar" "Cobarde" aún no entendía el contexto cuando justo a lado mío paso un hombre apurado (como todos en la ciudad) y detrás recién comprendí la razón de su prisa. Venía llorando una mujer (quizás su esposa) caminando con una bolsa de leche en las manos y apenada por todos los gritos que venían detrás.
Cuando escuché con mayor atención a las personas que ya estaban fuera del automóvil entendí la situación, aquel hombre apurado estaba huyendo de su responsabilidad y lo que había hecho antes. Había golpeado a la mujer en la cabeza y esperaba con pasos apresurados huir de la situación, una de las personas que había bajado del carro lo amenazó diciendo que llamaría a la policía.
Burlonamente contestó  llamé y muéstreles lo que ella mi hizo primero, subió la manga de su camisa y dejó ver algunas marcas de los rascuños que le había propinado en defensa propia.
Una, dos veces, cuántas más tienen que pasar para entender la situación violenta en la que nos encontramos, el sólo hecho de elevar la voz por simple que parezca ya es una falta de respeto, es aprovechar que siempre van a tener que recurrir a la violencia para imponer sus ideas, para probar sus fortalezas.
Estamos expuestas, pero sería peor vivir con el miedo de ser una voz silenciada, con el miedo de no decir nada. Espinal dijo: Callar es lo mismo que mentir. Y no quiero ser parte de la construcción de una sociedad que vive a base de mentiras, que con el paso del tiempo no ha evolucionado nada, al contrario que sólo a perdido su condición de "ser humano".


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