Rigidez Matutina

En términos médicos es común que los pacientes con artritis reumatoide tengan esta sensación al despertar. Hormigueo por los dedos, sensación de plomo al moverlos y corrientes de electricidad son los más comunes para mí.
No suele ser todos los días, generalmente tengo esta sensación durante algún tratamiento o cuando llevo unos días con nuevas medicinas.
Un poco de movimientos y fricción en los dedos generalmente hacen desaparecer estas sensaciones y el resto de la mañana es normal, tal y como la rutina lo dispone.
Pensé mucho en este término, más allá de lo que los libros y estudios clínicos indican. Esa rigidez matutina no solo es por la artritis.
Siento eso de vez en cuando, al estar cansada por ejemplo de ver números rojos, o esos días en los que la articulación duele tanto que parece que el dolor no tendrá fin.
Mi rigidez matutina se hace visible cuando solo quiero estar en cama, y mis obligaciones me obligan a cambiarme a veces con normalidad, otras veces haciendo contorsiones.
La rigidez matutina no suele ser solo articular, también es de ánimo, de corazón. Uno se cansa de tener que estar todos los días adolorido, tomando pastillas, pensando que al despertar vas a estar como nueva en pleno de todas tus capacidades.
Pero no, esa rigidez matutina se alarga por días enteros, por jornadas interminables de trabajo, por noches en las que no pueds conciliar el sueño y ningún tipo de distracción te ayuda a olvidarte del dolor.

Sí, no todos los días son optimistas o de colores, muchos son grises, y estas dos últimas semanas me ha tocado vivir todos los tonos hasta llegar al negro. Tuve que dejar de lado mis entrenamientos, que son lo que me cuesta más retomar. Porque cada día que no entreno es empezar de cero, esta rigidez me ha alejado de lo que tanto me gustaba que era jugar voleibol, porque quieras o no es un deporte en el que todas tus articulaciones intervienen, desde el dedo más pequeño hasta los hombros.
No me quejo, siempre hay un tiempo para cerrar etapas, y el Señor ha sido misericordioso con esa, la última vez que jugué lo hice como nunca, con un brazo fuerte atacando cada balón que llegaba. He dejado de lado esas noches de entrenamiento físico y táctico y ahora me consuela tener el toque con uno que otro partido en el wally.
Esta rigidez, está haciendo evidente el dolor en mis dedos, la dificultad para escribir, hasta para lavarse los dientes, los zurdos batallamos para usar la mano derecha para comer, peinarse, es divertido descubrir lo que hubieras logrado entrenando los dos lados de tu cerebro.
Cuesta agarrar escobas, lavar los platos, abrir perillas, realmente aprendes a valorar el diseño perfecto de Dios en cómo nos ha hecho funcionar para ocuparnos del más mínimo detalle.
La rigidez matutina así como llega se va, el propósito del blog es documentar cómo evoluciona, empeora, tiende a mejorar mi enfermedad. Y me he propuesto retomar mis entrenamientos la semana que viene, maquillarme un poco si me siento cansada, ponerme esa ropa no solo con la que me siento cómoda, sino esos conjuntos que me hacen sentir a la moda.
Al fin y al cabo el petit tiene razón cuando dice, hubo mucho estrés esta semana, ahora tienes que concentrarte en las cosas que te hacen feliz y te hacen olvidar de lo que está doliendo. Quizás así pueda dormir tranquila, sin despertar en medio de la noche a ir por un vaso de agua y un calmante.
La rigidezs matutina, no es solo física, es del corazón, pero tranquilos, ya me he propuesto darle movimiento.

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