Retrospectivas


Las retrospectivas son muy comunes cuando queremos hacer un seguimiento a nuestras planificaciones, evento, trabajos, tantas cosas ligadas generalmente a lo laboral. Una, o muy pocas veces nos sentamos a pensar y analizar la retrospectiva que corresponde a nuestras acciones a nuestras vidas. No me mal interpreten, no quiero decir que será un proceso en el que todos los años de tu vida estarán involucrados. En especial, por el hecho de que en un mes vivimos muchas cosas, estamos rodeados de muchas emociones, presiones, problemas, dificultades y es difícil saber si llegamos bien a un nuevo mes.
Nunca llegué a publicar un post que escribí para el blog que titulaba una entrada sin final feliz, prácticamente junio fue un mes lleno de dolor en cada articulación de mi cuerpo sin resultados que sean esperanzadores, PCR inflamada, resfríos mal curados, prácticamente mi peor mes en dos años de artritis. Y así como tocó vivir esos 30 días pasaron y el dolor cesó, y los resfríos se curaron y lo más importante es que aprendí de eso para no volver a pasar esa situación.
¿Qué ha traído julio entonces? Puede estar asociado o no a mi enfermedad, pero sé que todos peleamos batallas cada día, en casa, en el trabajo, universidad, con los amigos y no está mal sentarse a pensar qué fue lo malo, lo bueno y lo que tenemos que mejorar para los próximos días.
Lo más maravillo de esos treinta días es que a pesar de haberlos sentidos como una montaña rusa, el que nunca se ha perdido ni un solo día de esos capítulos ha sido el Señor con esa gracia que es tan maravillosa e inexplicable.
Llamada de atención para mí mientras cambiaba el mes en mi calendario, en julio el tema del mes para los devocionales era “Nos da Victoria” y ¡dices Señor gracias! Porque mis fuerzas han caído ese mes, la tristeza invadió nuestra familia y mira cómo nos has traído hasta donde estamos superando cada obstáculo. No lo vimos, quizás ni lo sentimos, pero sobre cada situación estuvo el control, la sabiduría.
Mi mamá siempre dice: “Cada día tiene su afán” y es probable que todos los días hayamos experimentado esos afanes que nos quitan el sueño, que nos obligan a tomar decisiones, que nos producen malestar porque ni físicamente ni mentalmente sentimos la capacidad de soportarlos, pero está ahí. Vivir con el Señor ni significa tener una vida en la que la paleta de colores será siempre pastel, es aprender a surcar mares con tormentas, con grises, con marea alta, baja, aprender a ensuciarse con barro, caminar entre espinas, lidiar con temperamentos, con conflictos, sería interminable la lista.

Pensando en esto y empezando agosto, no siempre tenemos la capacidad de entender el hilo narrativo que Dios usa en nuestras vidas. Y justo hoy al empezar el mes de agosto, después de sonreír mientras leí el Señor nos da victoria, llega el siguiente capítulo: “Nos imparte su justicia”.
Cómo no pensar en cada situación que estamos viviendo, quizás la secuencia junio, julio fue la más tormentosa de nuestras vidas, quizás tenemos problemas que aún no se resuelven y parecen madejas de lanas de distintos colores llenas de nudos. Pero espera, el Seños nos imparte su justicia. Es muy probable que no encontremos la respuesta inmediata que buscamos, que le reclamemos al Señor por habernos puesto justamente en esa situación, en ese momento, es común decir Señor yo no puedo, no soy suficientemente bueno para esto.
Pero claro, siempre olvidamos el detalle de su tiempo, y así como nos puso en una situación delicada, en un momento de tristeza es cuando obra la fe y esperar en la frase “El Señor nos imparte su justicia” personalmente me llena de valentía, sé que creyó en mi o en cualquier persona para afrontar con mucho ímpetu lo que él quiere que vivamos. Pensemos en que cada episodio que vivió Jesús o sus discípulos no siempre fueron experiencias alegres y reconfortantes, también hubo persecución, dolor, desesperación, pero finalmente hubo justicia.
Entendí que no se trata de escribir un post con final triste, o sin final feliz. Se trata de mirar la vida con los ojos de Jesús, y estando con él no es posible ver las cosas sin esperanza, es ver las cosas con la medida justa que nos permite tener en su gracia.
Justicia y juicio son el cimiento de su trono; Misericordia y verdad van delante de su rostro. Salmos 89.14


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