El buen Gabo y su legado


La primera vez que leí a Gabo fue cuando estaba en el colegio en 4º de secundaria. Sabía que era un clásico en la literatura y recibía constantes comentarios de mi mamá diciendo que era un escritor famoso en todo el mundo.
Teníamos la tarea de leer Cien años de Soledad y como siempre presentar un resumen del libro. En realidad, para todas esas tareas asignadas lo más sencillo era buscar un resumen en Internet y presentarlo a la maestra. Pero con este libro en particular fue diferente, sabía que tenía que leerlo por completo, algo en él me llamaba y ni siquiera me animé a comprar los libros resumidos que vendían en el correo. Insistí a mi papá para que comprara por favor un libro original, salí con mi bolsa de papel de la librería y un ejemplar de “Cien Años de Soledad” que salió como edición conmemorativa.
Ese libro es tan bonito, es de tapa dura, verde, un marcador incorporado y en el interior reseñas y comentarios de otros escritores. Nada se compara al olor de las páginas de un libro, era felicidad completa. Ya estaba adquiriendo más hábitos de lectura y le perdí el miedo a las más de cien páginas y comencé mi reto.

No terminé de leer el libro para la fecha estimada y presentar mi informe, pero mi maestra me dio permiso de seguir leyendo el libro completo y presentarlo después, supongo que fue porque era el único libro de ese volumen en mi clase.
Claro que ahora pensando con la cabeza más fría uno entiende por qué Cien años de Soledad es la niña de los ojos del Gabo. Más cuando uno piensa que puede ser escritor y que puede compartir un pedazo de su alma con sus lectores. La concepción de esta novela no fue fácil, es más costó electrodomésticos y toda la fe de la esposa de Gabo depositada en sus hombros esperando que por lo menos sea buena.
Lo fue, ¡es espectacular! Me quedo pensando en las horas que pasé leyendo en mi cama riendo a carcajadas con las ocurrencias de los Buendia, por culpa de ellos me gusta el sanscrito y gracias a ellos he viajado tanto imaginando a cada personaje desde su rostro hasta los accesorios que llevaba puesto.
Fue una de las novelas de la literatura latinoamericana que me acompaña hasta ahora y guardo mis libros como si fueran un tesoro. Ya es un logro poder comprar otros títulos y tener los libros originales. Sé que hay muchos sitios para descargarlos, pero nada se compara con sostener un mano un libro nuevo, deshacer la envoltura de plástico y hojear sus páginas una por una luchando contra el deseo de empezar a leerlo.
Leer un libro es un descubrimiento para nuevas palabras, paisajes, identificarse con un personaje, sentir las luchas internas que sostiene consigo mismo, ser villano, jugar el rol de héroe, llorar, sufrir transportarse en tiempo real a otros sitios.
Gracias al buen gabo me gusta leer y gracias a él sueño con escribir. Gracias por tanta magia plasmada en papel, es más que suficiente para intentar volar.

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