Los discípulos

Con la mejor tinta que salga del corazón 

Cuán importante es saber escuchar y entender a la otra persona, a los que tenemos cerca, a los que están lejos y quizás a los que nunca vamos a ver.
Todos somos un mundo, un mundo lleno de problemas, de dificultades, con nuestros propios ángeles y demonios. A veces con más miedo que valentía, pero una simple acción puede ser el principio de una historia que tiende a tener muchos posibles desenlaces. Tan felices como sueñas, tan tristes como esperas pero al final de cuentas tan tuyos y de nadie más.
Hoy aprendí que todo inicia con una acción, hay que ser valientes para buscar perspectivas diferentes a las que uno está acstumbrado.
¿Quiénes son los buenos? ¿Por qué etiquetamos a las personas y de repente son villanos? ¿Qué nos hace diferentes si en muchos países se vive la misma guerra?
Apenas son kilómetros los que nos dividen y sin embargo las historias que escribimos se construyen con hechos totalmente diferentes.
Han pasado seis años desde que salió "Une bouteille a la mer" y me pregunto en qué hemos cambiado, somos mejores o peores seres humanos. Cuánto tiempo nos quedamos viendo en nuestros televisores las noticias, gente morir a aún así sólo decimos: qué lástima.
Quiero ser un ser de acción, no sólo de palabras, una vida cambiada es suficiente para saber que el mundo no está perdido, un intercambio de sonrisas, de poesía sin esperar nada a cambio.
"En Francia vivimos sin miedo" y hoy seis años después el miedo ha llegado a todos los rincones del mundo, sean guerras, hambre o pobreza.
Hay directores que se atreven a hacer que pienses, que sueñes y hoy entendí eso gracias a una noche de cine francés.
Wanna be Miss Peace