Fragancias y cocina
Sientes como el aroma de la comida entra suavemente por tus fosas nasales. El ambiente es caliente por el vapor que sale de las ollas. Escuchas una radio que a veces pierde la frecuencia y constantemente trata de mantenerse mientras suenan himnos o la voz de un predicador.
Entraba a la cocina siempre con un pijama de dos piezas. El pelo castaño casi siempre enmarañado. Y preguntando con los ojos aún soñolientos si podía tomar leche en polvo para el desayuno.
¡Cómo olvidar la famosa leche en polvo! Mamá la hacía como nadie más. Mientras batía un poco de agua en un vaso me gustaba interrumpirla para comer un poco de esa masa.
Una vez que terminaba, me alcanaban un pan con mantequilla y dulce de naranja (de preferencia) y empezaba con el ritual del desayuno. Apenas tengo cuatro o cinco años estos aromas y sabores quedan como si los viviera todos los días.Recordé esto estando sola en la cocina.
 Gabriela Alejandra Agreda Zambrana

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